¿QUE TANTO CONOCES SOBRE LA FONOAUDIOLOGIA?

jueves, 4 de junio de 2009

LA FONOAUDIOLOGÍA EN COLOMBIA

En las institucio­nes colombianas empezó en 1966 en la Universidad Nacional de Colombia y en la Escuela Colombiana de Rehabilitación. Dos condiciones marcaron la iniciación de estos programas académicos. En primer lugar, el de la Universidad Nacional fue creado y dirigi­do por médicos fisiatras y foniatras durante 10 años. En sus comienzos se vincularon como profesoras una educadora especial formada en los Estados Unidos y dos fonoaudiólogas gradudadas en México. El otro programa sur­gió de la iniciativa de un médico ortopedista, una fonoaudióloga formada en la Argentina y una profesora de niños sordos quien realizó sus estudios en México. Este nuevo curricu­lum entró a formar parte de la Escuela Co­lombiana de Rehabilitación donde ya existía el programa de fisioterapia.
La segunda huella que habría de mar­car la historia de la fonoaudiología se derivó de las circunstancias descritas en el párrafo anterior. Debido a la responsabilidad que tuvieron los médicos en la creación de los pri­meros programas de formación, éstos últi­mos fueron descritos como "paramédicos", tuvieron una duración de tres años y condu­jeron a la obtención de un título de nivel técnico. Aunque con diferencias en la posi­ción filosófica de los dos grupos de funda­dores, el de la Universidad Nacional y el de la Escuela Colombiana de Rehabilitación, las fonoaudiólogas se empezaron a formar en tres años, como técnicas paramédicas no au­tónomas y subordinadas al médico fisiatra o foniatra, a través de la prescripción u orden de ejecutar determinados procedimientos. La cultura de la prescripción se extendió desde entonces a todo el sistema oficial de presta­ción de servicios en el sector de la salud y continúa vigente hasta el día de hoy.
En 1976 las terapistas del lenguaje vin­culadas como docentes al programa de la Uni­versidad Nacional lograron, en asocio con sus colegas de los programas de terapia física y te­rapia ocupacional, elevar el título de técnico que se venía otorgando al título de nivel pro­fesional el cual, según las disposiciones vigen­tes del momento, se denominaba lícendatura para algunas profesiones. No obstante los ar­gumentos que demostraban que las caracte­rísticas del programa eran equivalentes a las de los pregrados en otras áreas de estudio, el entonces director médico de los programas de fisioterapia, terapia ocupacional y terapia del lenguaje de la Universidad Nacional impidió que se aumentara la escolaridad a ocho semes­tres, o sea, a cuatro años de duración. En ese momento sólo se logró adicionar un período a los seis vigentes, para terminar con un plan de estudios de siete semestres. Como parte de las reformas, se pretendió elevar el nivel acadé­mico de la formación estableciendo como re­quisito parcial para la obtención del título un trabajo de naturaleza investigativa.
En 1978, de nuevo los docentes de los programas de terapia física, terapia ocupaciodel aprendizaje. A pesar de que en el texto se enmendó la omisión de los procesos del ha­bla, su ausencia en la definición fue un des­cuido grave por cuanto se trataba de la descripción oficial de la profesión que sería tenida en cuenta para todas las decisiones que afectaran el ejercicio de la fonoaudiología, por ejemplo, el establecimiento de tarifas para el pago de los servicios por parte del seguro so­cial o de otras entidades de previsión social.
Como se sugirió, tal vez debido a que no se planearon acciones de seguimiento dirigi­das a evaluar, revisar y refinar los lincamientos oficiales adoptados por el Acuerdo N° 15 de 1980, no se conoció su impacto ni el grado en que éstos fueron adoptados por las institucio­nes formadoras existentes en el momento de su formulación. La meta de construir un nú­cleo básico común, identificable en todos los programas de formación, no pasó de ser unabuena intención. Debido a que el proceso de operacionalizacíón de las funciones profesio­nales no se dio, la definición del alcance de la fonoaudiología permaneció en el mismo nivel
de generalidad.
A propósito de las dificultades etimoló­gicas del Acuerdo N° 15 de 1980, es pertinente mencionar aquí otra inconsisten­cia prevaleciente en el uso de los términos por parte de los programas de formación de los fonoaudiólogos colombianos y de la co­munidad profesional. Se trata del uso del vocablo foniatría como área de estudio y de­sempeño profesional. Como se aclaró, esta "especialidad" tiene un origen médico y se ha utilizado para identificar la profundización en el estudio de la laringe y la voz humanas, por lo general, por parte del médico otorri-nolaringólogo, quien de tiempo atrás fue identificado como foniatra. Algunos progra­mas de formación de fonoaudiólogos, por influencia del modelo argentino, se refieren a la foniatría como una asignatura del progra­ma de formación de fonoaudiólogos o como un área de entrenamiento profesional centra­da en el estudio, la evaluación y el tratamiento de la voz humana. Más recientemente, la Uni­versidad Católica de Manizales diseñó una especialización en foniatría, definida esta últi­ma como el dominio pertinente a todo el proceso del habla incluyendo, además del estu­dio de la voz, los subprocesos de la producción de sonidos, la resonancia y la fluidez.


dominio nuclear de la fonoaudiología se definió de la siguiente manera:
Objetivo: Aportar al estudiante los conoci­mientos teóricos y prácticos que garanticen /el desempeño en las funciones de prevención,diagnóstico e intervención de individuos ycomunidades en lo relacionado con la voz,el habla, la audición, el lenguaje y la comu­nicación.

Comprende: Conocimientos teóricos y prác­ticos en voz y habla, audición, lenguaje y co­municación.


En 1997 el ICFES retomó el proyectos / relacionado con el establecimiento de los re­quisitos mínimos para la formación de]f fonoaudiólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, con la intención de cumplir con los mandatos déla Ley 30 de 1992. En esta oportunidad se planteó el propósito en términos de actualización y modernización curricular de los programas de pregrado que forman a estos tres profesionales. Por falta de un mejor término, en la versión para con­sulta se agruparon las tres profesiones bajo la categoría "terapias tradicionales" para di­ferenciarlas de la multitud de actividades denominadas hoy "terapias" que han invadi­do el mercado durante los últimos años. Se propusieron los siguientes objetivos genera­les y específicos:

• Promover la reflexión y la acción sobre la modernización curricular de los programas académicos de pregrado en fisioterapia, fo­noaudiología y terapia ocupacional, que permitan responder a las necesidades del sector salud de cara al siglo XXI.
• Establecer los requisitos básicos para la creación y funcionamiento de los progra­mas de pregrado en fisioterapia, fonoau­diología y terapia-ocupacional.
• Identificar los desarrollos de frontera de las terapias tradicionales ( fisioterapia, fono- / audiología y terapia ocupacional) dentro ; / del marco de ciencias de la salud.
• Identificar el rol profesional y ocupacional del profesional .en terapias tradicionales con miras a optimizar su desempeño para el próximo siglo.
• Determinar algunos elementos macro que permitan establecer al interior de cada ins­titución el curriculo más acorde con el tipo de profesional a formar.
• Establecer los requisitos básicos para la creación y funcionamiento de los programas académicos de pregrado en cada una.


En 1994, en el marco de la reforma curri-cular general de la Universidad Na­cional de Colombia 58; el programa de fonoaudiología definió el alcance de la profe­sión a partir de la identificación de tres subdominios de estudio disciplinario: (a) pa­tología del habla y del lenguaje; [b) audiología y audiología educativa; y [c] lenguaje en la educación. Aquí se observa una reorganización de / las áreas tradicionales, propuesta con la intención de precisar unos subdominios de estudio \ más incluyentes y mejor sintonizados con la terminología internacional. Se observa el cam­bio de las denominaciones educación del sordo y problemas de aprendizaje, mas no la elimina­ción de los intereses que representan. Los ar­gumentos que justifican la reconceptualización del área denominada educación del sordo se de­sarrollan más adelante en el segmento sobre la fonoaudiología como servicio.
Aquí es suficien­te anotar que ante el avance del conocimiento y las transformaciones filosóficas y conceptua­les que han venido ocurriendo en este campo, la fonoaudiología no podía continuar evadien­do la necesidad de revaluar sus posibilidades reales de contribuir a la misión de educar a las personas sordas con acciones cuya eficacia sea socialmente venficable. La propuesta concep­tual de la Universidad Nacional pretendió res­catar la experticia fonoaudiológica para trabajar en este campo a través de la actuación del audiólogo educativo. No obstante, este planteamiento no se tradujo en la actualiza­ción de los programas de formación ni del de­sempeño de los profesionales en ejercicio quienes no han variado de maneras importan­tes el perfil de trabajo frente a las necesidades comunicativas y educativas de los niños y ni­ñas con deficiencias auditivas.

Otra de las contribuciones de la refor­ma en la Universidad del Estado -vl tuvo que ver con la precisión de un sustrato transdisdplinario denominado ciencias del len­guaje, el habla y la audición. A partir de esta base se identificaron los procesos psicobioló-gicos de la comunicación humana y los co­rrespondientes desórdenes: desórdenes del lenguaje; desórdenes del habla; y desórdenes de la comunicación asociados a problemas au­ditivos. El atributo del lenguaje se concibió con dos funciones: la cognoscitiva y de apren­dizaje, por un lado, y la interaccional por el otro. El reconocimiento del lenguaje no sólo como un recurso interactivo para la comuni­cación y la actuación social, sino como me­diador de los procesos cognoscitivos que fundamentan los aprendizajes escolares, contribuye a legitimar la presencia delfonoaudiólogo en el campo de la educación7 con base en un vínculo conceptual entre el área de experticia de este profesional y el núcleo de los procesos educativos, esto es; el aprendizaje.

La historia de la fonoaudiología colom­biana en la década de los años 90 se ha carac­terizado por la emergencia de programas de ! postgrado. Las tendencias de especialización de la fonoaudiología colombiana se han venido consolidando en las áreas de: (a) educación de las personas sordas; (b) audiologíá diagnóstica; (c) desarrollo del lenguaje y su patología; y (d) procesos del habla y sus discapacidades. El avance de la educación postgraduada ha surgido como respuesta a la / necesidad de profundizar en aquellas áreas naturales del conocimiento fonoaudiológico trabajadas de manera general durante los es­tudios de pregrado.

Las ofertas postgraduadas que se han venido consolidando en la academia corres­ponden por otra parte, a la dinámica natural del ejercicio profesional. Es así como en el ámbito laboral de la fonoaudiología se encuen­tran profesionales que se dedican con exclusi­vidad al trabajo con las personas sordas mientras que otros prefieren como único cam­po de trabajo el diagnóstico audiológico y la adaptación de audífonos; de manera semejan­te, algunos profesionales sólo se interesan por los desórdenes del desarrollo comunicativo y otros se convierten en expertos en el manejo de los subprocesos del habla y sus alteracio­nes. Este tipo de diferenciación por áreas de interés es propio del desarrollo de las profe­siones. Se puede citar como ejemplo la psico­logía colombiana. En la última descripción de esta ocupación como ciencia y como profe­sión en el país bl, se identificaron 12 áreas de aplicación de la psicología, aunque no todas ellas han originado programas de postgrado, por lo menos hasta el momento.

Lo expuesto sobre tres décadas de his­toria académica de la fonoaudiología colom­biana revela un origen viciado por la influencia del modelo médico de la rehabili­tación y la negación del carácter científico y profesional de la ocupación y por ende, de la autonomía del ejercicio. También ha sido evi­dente la debilidad de la colectividad acadé­mica para interpretar y contribuir a solucionar los problemas vitales de la profesión como son los relacionados con la autonomía del ejer­cicio o la formación en niveles técnicos y tec­nológicos. En cuanto a las áreas de estudio, la fonoaudiología colombiana ha mantenido su interés en cuatro campos tradicionales: la pa­tología del habla y del lenguaje; la audiología; la educación de las personas sordas; y las difi­cultades en la adquisición del alfabetismo. Dada la amplitud y complejidad de estos do­minios, su estudio en programas de pregrado ha sido por fuerza generalista. Los programas de postgrado creados en años recientes han respondido a la necesidad de profundización en los cuatro campos tradicionales.

Antes de terminar este segmento, se ofrece el último comentario sobre el desarro­llo académico de la fonoaudiología nacional, cuyo sentido se clarificará a la luz de la si­guiente exposición sobre la profesión como servicio humano. Hasta el momento, finales de la década de los años 90, la fonoaudiolo­gía colombiana no se ha identificado desde la academia como una profesión de rehabilita­ción, según se infiere del lenguaje que se utiliza para describir los planes de estudios y del discurso que prevalece en la cultura profe­sional fonoaudiológica. Esta tradición contra­dice la realidad del ejercicio en el sector de los servicios donde, como se verá, la fonoau-diología es entendida como rehabilitación. La posición de la academia se puede entender, en parte, como una resistencia a la cultura de la dependencia promovida por los médicos fisiatras y foniatras, mal denominados reha-bilitadores, desde la aparición de la fonoau-diología en el país. Esta especie de disociación ha conducido a que no se reconozcan los in­tereses naturales de la profesión como inte­grales al campo que estudia la discapacidad como un hecho sociocultural, político y eco­nómico'que demanda acciones no sólo para responder a las necesidades de desempeño funcional de los individuos con discapacida­des. Esta perspectiva parcial de la misión de la fonoaudiología lleva a la pérdida de terre­no disciplinario, profesional y político al tiem-po que disminuye sus posibilidades de posicionamiento en la sociedad, en los siste­mas de seguridad social y educativo y en el mundo académico.






Además del terreno de la seguridad social, la fono­audiología ha ofrecido servicios en el sistema educativo. El grado de penetración e impac­to de la fonoaudiología en cada uno de estos sectores de la vida nacional, esto es, su alcan­ce y proyección, han sido variables.


NORMAS PARA SU EJERCICIO

se considerará como último criterio definitorio del alcance de la práctica fonoaudiológica en el país, la ley que reglamentó su ejercicio en el territo­rio nacional. La primera observación tiene '/ que ver con el hecho de que este evento le­gislativo se produjo 29 años después de que la primera promoción de fonoaudiólogas co­lombianas entrara al mercado de trabajo. Y apareció 13 años después de la ley de tera­pia ocupacional y 21 de la de fisioterapia. Este retardo significativo es un indicador de las di­ficultades que ha vivido esta comunidad para aglutinar a sus miembros y para alcanzar con­sensos. Pero por otro lado, la decisión de la ACETE y de algunas universidades de llevar a buen término el proyecto de ley, revela un grado de madurez que puede marcar el co­mienzo de un período de crecimiento conti­nuado hacia el justo posicionamiento de la profesión en la sociedad colombiana.
El acto legislativo define: la profesión de fonoaudiología; las áreas de desempeño; los campos generales de trabajo; y los mecanis- ' mos y requisitos para la inscripción y el registro de los fonoaudiólogos; caracteriza la prác­tica inadecuada y el ejercicio ilegal; identifi­ca los órganos asesores y consultivos del gobierno nacional, departamental y munici­pal; anticipa el servicio social obligatorio; y para terminar, ordena que al fonoaudiólogo se le dé el trato correspondiente al nivel de formación profesional en todas las expresio­nes de su ejercicio. La siguiente es la defini­ción de la profesión que aparece en la Ley N°376de 1997:
Se entiende por fonoaudiología la profesión autónoma e independiente de nivel superior universitario con carácter científico. Sus miembros se interesan por cultivar el intelec­to, ejercer la academia y prestar los servicios relacionados con su objeto de estudio los pro­cesos comunicativos del hombre, los desórde­nes del lenguaje, el habla y la audición, las variaciones y las diferencias comunicativas y el bienestar comunicativo del individuo, de los grupos humanos y de las poblaciones.


Bibliografia
Cuervo Echeverri,clemencia, 1949-La profesión de fonoaudiología: colombia en perspectiva internacional/ clemencia cuervoEcheverri. – santa fe de bogota. Universidad nacional. Universidad nacional de colombia. Facultad de medicina. 1999312 p.

2 comentarios:

  1. Excelente información,gracias por compartirla con todos los fonoaudiólogos colombianos.

    Yo soy fonoaudiólogo de la U de Sucre y he compartido esto con todos mis colegas, puesto que es necesario conocer la génesis de la fonoaudiología en Colombia, para saber para donde vamos...

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    1. Muy buen articulo, nos ha ayudado a conocer la historia de la fonoaudiologia en colombia, nos gustaria saber un poco mas acerca de la percepcion que tienen las personas sobre la labor del fonoaudiologo. Si depronto nos pudieran colaborar con otras investigaciones realizadas, serìa de gran ayuda ya que estamos haciendo un estudio sobre el tema.

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